Un nuevo caso de infracción de tráfico que involucra a un funcionario provincial ha conmocionado a la comunidad de Mendoza. Jorge Teves, el director del Ente de Movilidad Provincial (EMOP), fue detenido el 17 de enero durante un control de alcoholemia, donde se descubrió que superaba el límite permitido para conducir. Tras realizarle el test, el resultado indicó más de un gramo de alcohol por litro de sangre, casi el doble de lo permitido en la localidad, que es de 0.5 gramos.

Debido a esta grave infracción, la situación de Teves fue llevada al Juzgado Contravencional N.º 1, donde el juez Guillermo Lorca implementó una serie de sanciones, incluyendo la prohibición de conducir durante cinco meses y una multa ascendente a 2.520.000 pesos. Esta medida se enmarca en un endurecimiento de las sanciones hacia conductores con altos niveles de alcohol en sangre, establecido en agosto de 2024, donde se prevén multas que varían según el grado de la infracción.

A pesar de la gravedad de su conducta al manejar un vehículo oficial, los inspectores no procedieron al secuestro del automóvil. Desde la oficina de prensa del Ministerio de Transporte, afirmaron que se siguieron los procedimientos legales aplicables, reiterando que la ley debe ser cumplida.

Este suceso se suma a una serie de incidentes similares donde otros funcionarios han sido sorprendidos infringiendo la normativa de tránsito. Por ejemplo, un incidente reciente en Morón, donde un agente de tránsito fue grabado conduciendo bajo la influencia, desató críticas sobre la falta de aplicación de la ley entre aquellos que son responsables de hacerla cumplir. Además, una funcionaria en General Rodríguez también fue reportada por conducir con un nivel de alcoholemia alarmantemente alto.

### Perspectivas Ampliadas

La situación pone de relieve una problemática más amplia en la interacción entre la ley y los funcionarios públicos. Estas infracciones no solo socavan la confianza del público en los responsables de hacer cumplir la ley, sino que también subrayan la necesidad de una cultura de responsabilidad y rendición de cuentas en el servicio público.

Hay que considerar el impacto que tales incidentes tienen en la percepción de la ciudadanía sobre la seguridad vial. La reducción de las tasas de alcoholemia entre conductores podría verse comprometida si los funcionarios no ejemplifican un comportamiento responsable. Además, la falta de consecuencias inmediatas para funcionarios en situaciones similares podría incentivar un comportamiento irresponsable entre otros conductores, lo que llevaría a un ciclo de violaciones que afectaría directamente a la seguridad en las carreteras.

### Preguntas Abiertas y Direcciones para Futuras Investigaciones

Este caso invita a cuestionar la eficacia de los procedimientos actuales en la esfera pública. ¿Son suficientes las sanciones impuestas para disuadir comportamientos riesgosos entre aquellos en posiciones de autoridad? ¿Cómo se puede mejorar la supervisión de los comportamientos de los funcionarios en relación con las normas de tráfico? Estas preguntas son cruciales para el diseño de políticas públicas eficaces en el futuro.

Además, se sugiere investigar sobre el efecto de campañas de concienciación en los niveles de alcohol en sangre entre los conductores, en especial en el contexto de la cultura organizacional dentro de las instituciones gubernamentales.

Al final, no se puede ignorar la importancia de establecer un marco que no solo regenere la confianza de los ciudadanos, sino que también promueva la justicia y la equidad en la aplicación de la ley. La sociedad y sus ciudadanos deben ser capaces de confiar en que aquellos que deben garantizar la seguridad pública actúan de manera responsable y ética.